6 mar 2014

ERICK BELTRÁN Atlas Eidolon





















Erick Beltrán

ATLAS EIDOLON


Miércoles, 5 de marzo, 19.30 h
Museo Tamayo, México



Existe una tradición del pensamiento, emparentada con la historiografía, que explica las relaciones del universo a través de las imágenes. Mediante la lectura de las imágenes es posible visualizar las fuerzas que viven en la psique humana. Para comprender el mundo, el ser humano fracciona los hechos y las cosas en unidades, con las que comparamos y distinguimos con el fin de obtener un conocimiento.

Dicha tradición piensa que al realizar una combinación de imágenes o unidades es posible leer órdenes subyacentes en el mundo, por lo tanto, los significados se podrían agrupar en las diversas combinaciones o montajes de imágenes.

La psique colectiva de un país se puede medir por medio de su bagaje iconológico. ¿Cómo hacer un catálogo de estos iconos? ¿Cómo presentarlos en sus posibles combinaciones? ¿Cómo hacer una máquina de lectura combinatoria para visualizarlos? ¿Cómo visualizar nuestra memoria pública?

El problema de la interpretación del presente a través del pasado nos conduce inevitablemente a preguntarnos por la existencia de un narrador. ¿Quién es y de dónde proviene esa voz omnisciente?

La pugna por encarnar esa voz es la lucha por el consenso colectivo: medios de comunicación, políticos, la policía, sensores, educadores, religiosos, defensores de intereses económicos y el individuo mismo están en esta centrífuga que trata de dar sentido a una narrativa. Todos luchan por definir la memoria, por ser la voz del narrador, ya que la memoria –a fin de cuentas- define lo visible. Si algo no está dentro de esta pugna social, no existe.

¿Por qué si en México tenemos una memoria llena de tragedias, corrupción e incongruencia, se repiten los modelos de aparición en lo público (políticos) e inclusive adquieren más fuerza? ¿Por qué si ciertas imágenes aparecen como pesadillas recurrentes, se instauran definiendo el presente, dando la impresión de ser parte de una realidad inamovible? ¿Por qué si reconocemos a los personajes, su función, y lo que representan, los resucitamos con otros nombres y otros actores?

¿Por qué si nuestra historia ha sido una lista de saqueo que beneficia sólo a un pequeño grupo, hacemos que esas imágenes regresen? ¿Por qué las figuras se niegan a dejar su lugar, y los patrones se vuelven a imponer? ¿Por qué la fascinación hacia esas imágenes y su reproducción infinita? ¿Qué tipo de vínculo estamos estableciendo con esas imágenes?